Los niños resultan fáciles de fotografiar porque son muy expresivos e ignoran la cámara. Un simple sonajero puede permitir tomar en pocos minutos suficientes fotografías para llenar un álbum. Los intentos diarios del niño para familiarizarse con el mundo que le rodea suscitan una inacabable variedad de oportunidades fotográficas. Conviene tener siempre a mano una cámara, para aprovechar las oportunidades que surjan espontáneamente. Si descuida estas ocasiones, quizá no vuelvan a presentarse y algún día sentirá no tener recuerdos de fases importantes de la vida del niño. Hay que fotografiar las cosas en el momento en que se presentan, porque muchas oportunidades no vuelven a repetirse.
En los primeros meses, los niños se desarrollan con rapidez; conviene fotografiarlos al menos una vez a la semana. Entre los seis meses y el año, pueden fotografiarse cada dos o tres semanas. Esto quizá pueda parecer excesivo, pero los niños cambian tanto en su primer año, que merece la pena elaborar un programa de sesiones fotográficas para asegurarse esas fotografías.
Comience a fotografiar al niño recién nacido, en el propio hospital; más tarde las fotos servirán como elementos de comparación.
Muchas veces, la luz de los hospitales es suficiente para fotografiar sin flash. No incluya en el encuadre ventanas iluminadas, porque la luz procedente de ellas provocaría errores de medición del fotómetro de las cámaras automáticas y haría que los objetos situados delante aparecieran como siluetas oscuras.
El fotógrafo debe tener reflejos rápidos y ha de ser capaz de seleccionar el instante de máxima expresividad y mayor frescura para conseguir retratos infantiles como éste. En esta edad los niños empiezan a ser capaces de hacer cosas. Aunque no puedan encaramarse a una silla alta, se desenvuelven bien si se les apoya en un par de almohadones. Un muñeco de peluche, un sonajero o una manta suave ofrecerán interesantes posibilidades fotográficas. Siempre que sea posible debe escogerse un fondo simple y sin demasiados elementos. Si el niño pierde el interés por el juguete antes de que se haya tenido tiempo de tomar todas las fotografías, pida a alguien que haga ruido con algo: una moneda, una lata o la propia voz.
Los primeros intentos del niño para comer son ocasiones que no se repiten. Merece la pena estar preparados cada vez que el niño lo intente, para no perderse esas imágenes únicas de la comida por todas partes menos en la boca del niño.
Ni que decir tiene que las fiestas de cumpleaños constituyen ocasiones especiales para los niños de cualquier edad y merecen una atención fotográfica especial. Componga una historia completa de la fiesta en imágenes. Puede empezar cuando llegue el primer invitado y seguir disparando la cámara hasta que se haya marchado el último. El niño que cumple años será el centro de la atención general, así que en la serie hay que incluir algunos primeros planos suyos. En años venideros, estas fotografías se convertirán en un auténtico tesoro.
Las fotografías infantiles que resultan más interesantes son las que muestran al niño en las actividades que le son propias. La clave para conseguir naturalidad en las fotografías infantiles es mantenerlos activos o captarlos cuando estén haciendo algo que les absorba. Cuando el niño realiza una actividad que le gusta, se olvida de la cámara y sus expresiones son siempre naturales.
Las actividades cotidianas (el baño, los juegos en la nieve o en la arena, etc.) proporcionan situaciones que quizá no parezcan interesantes en ese momento, pero que lo serán al cabo de unos años.
Cuando los niños juegan en casa, generalmente lo hacen en el suelo. Coloque la cámara a nivel de los ojos del niño. Al mismo tiempo conviene acercarse bastante a él y decirle que siga con lo que esté haciendo y se olvide de la cámara.
En la playa, la arena y las olas son suficientes para mantener al niño activo. Los niños disfrutan también mucho en los parques infantiles. En ellos pueden trepar, columpiarse y colgarse cuanto les plazca. Apunte la cámara entre los barrotes de los aparatos de juego e incluya éstos en el encuadre. Pruebe también con ángulos bajos para poner de relieve la altura de los aparatos a los que se suben.
En las fotografías de acción, como un niño en un columpio, dispare cuando la acción llegue a su punto culminante. SI la cámara es sencilla, colóquese en la dirección del movimiento. Si se pone en ángulo recto con la trayectoria del movimiento, no podrá "parar" la acción, a menos que sea posible modificar la velocidad de obturación.
Si se trata de una cámara ajustable, elija una velocidad de 1/200 ó 1/250 seg, como mínimo. A veces las manos o los pies ligeramente desenfocados dan impresión de movimiento.
Para este tipo de retratos hay dos métodos para mantener quieto al modelo: elementos auxiliares o un ayudante.
Los elementos auxiliares pueden ayudar a conseguir una expresión natural. Distraen la atención del niño respecto de la cámara o sirven para que haga algo con las manos. Cualquier objeto que capte la atención del niño puede ser útil. Entre los más comunes están los juguetes, los instrumentos musicales, los animales pequeños, la ropa, los libros, la comida y cualquier objeto que suene, se mueva o se deforme. A veces se puede mantener la atención del niño durante unos minutos con un simple trozo de cinta adhesiva. El elemento que vaya a utilizar debe mantenerse oculto hasta que esté preparada la fotografía. En ese momento se pide a alguien que le dé el objeto al niño. La expresión inicial suele ser la mejor.
Un ayudante facilita la colocación del niño en una pose adecuada para un retrato informal. Lo sitúa y le arregla la ropa mientras el fotógrafo compone el encuadre en el visor. Cuando esté preparado para tomar la fotografía, el ayudante puede hablar al niño y captar su atención con cualquier objeto para conseguir una expresión natural.
Los niños mayores, aunque son fáciles de dirigir resultan más difíciles de distraer. Si se acerca a ellos con una cámara, se dan cuenta inmediatamente de lo que pretende hacer. No obstante, también en este caso resultan de utilidad los elementos auxiliares, no tanto para mantener su atención alejada de la cámara como para darle algo que sostener en las manos mientras posa.
Si coloca un animal en las manos del niño, éste mostrará inmediatamente una reacción y es probable que ésta constituya lo más interesante de la fotografía.
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