Stephen Shore fue un prodigio como fotógrafo. Nació el 22 de abril de 1947 en la ciudad de Nueva York. A los 11 años Shore recibió un ejemplar del libro American Photographs de Walker Evans. Este libro tuvo un profundo efecto en él, introduciéndolo a un lenguaje visual descriptivo del lugar. A los catorce años, su obra fue comprada por Edward Steichen para la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York. A los veinticuatro años, Shore realizó una exposición individual en el Museo Metropolitano de Arte, la primera que se le concedió a un fotógrafo estadounidense vivo.
Shore destacó en la década de 1970 como uno de los principales exponentes de la fotografía en color, capturando escenas sombrías pero líricas del paisaje norteamericano. Al documentar entornos y objetos cotidianos, desde piscinas de hoteles y televisores hasta aparcamientos, gasolineras y carreteras desiertas, Shore exhibió una capacidad para transformar entornos comunes en obras de arte convincentes, trabajando con una temática similar a la de Walker Evans.
Sus imágenes están hechas con una cámara de gran formato, lo que le da a sus fotografías una gran calidad tanto en el color como en la forma que se ha convertido en un rasgo distintivo de su trabajo.
VI Concurso CNIE La edad no nos define. La mirada, sí
La Fundación General de la Universidad de Salamanca, a través del CENIE, convoca la VI edición del Concurso de Fotografía en el marco del proyecto Nuevas Sociedades Longevas. Esta convocatoria apuesta por una visión renovada de la longevidad...
Fecha límite de presentación: Hasta el 30-11-2025.
Cuota de inscripción: Gratuita.
Temática del concurso. La edad no nos define. La mirada, sí. Categorías: Retratos con alma, Instantes sin edad.
Premios
Las imágenes premiadas invitan a los espectadores a mirar más allá del ciclo informativo y a conectar con historias, tanto destacadas como olvidadas, de todo el mundo. Revelan lucha y resistencia, pero también calidez humana y valentía...
Arnold Newman: "Puedo mostrar una parte fundamental del alma".
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Aunque realizaba todo tipo de fotografías, fueron los retratos los que le concedieron mayor relevancia. Una característica de sus retratos es el empleo de elementos u objetos que se relacionan con los intereses o la profesión del personaje fotografiado. "No soy capaz de retratar el alma, pero puedo enseñar una parte fundamental de ella", decía Newman.
Tanto el atardecer como el amanecer son momentos de magia; momentos preferidos por los fotógrafos que quieren captarla.
Los atardeceres nos muestran colores más intensos y cielos más luminosos; en cambio, los tonos de los amaneceres son más suaves, sutiles; y los cielos, más oscuros y misteriosos.